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No tengo miedo

Publicado: 2014-04-22

Era el año 1995 y ya estaba en primero de primaria; mi comienzo en la escuela fue un tanto dramático, con mucho llanto de mi parte que felizmente ninguno de mis compañeros llegó a recordar durante el resto del colegio, aunque para mí haya sido uno de esos recuerdos que quedan estampados en la memoria.  

Al año siguiente, cuando ingresó mi hermano a primero de primaria, lo acompañé en el recreo durante sus primeros días para que se vaya acostumbrando al ambiente escolar. Andábamos paseando por la losa deportiva cuando vi a uno de sus compañeros y le dije “tienes que ser su amigo”… Años después relacionaría este hecho con mi homosexualidad latente y dejaría de atribuirlo solo a los prejuicios que tenemos sobre la belleza.  

Descubrir mi orientación sexual fue una revelación y estuvo acompañada con el inicio de mi adolescencia. Luego de identificarme como homosexual, empecé a entender muchos recuerdos de la niñez y también empecé a sentir miedo a ser descubierto y marginado, porque ya había experimentado la discriminación que uno sufre cuando se es gay y era otro de mis recuerdos imborrables.

Un domingo cualquiera, cuando solíamos pasear en familia, todos fuimos a la Peluquería Nueva Imagen donde siempre nos cortábamos el cabello. No sé porque siempre demoraban conmigo y mis hermanos nunca querían ir cuando estaba yo, porque todos sabíamos que estaríamos más de una hora (En realidad si lo sé, mi cabello es muy rebelde). Ese día alguien nuevo nos llamó la atención, por su forma de caminar, de hablar, de vestir, en fin… había una persona travesti entre los que cortaban el cabello. Recuerdo escuchar a mi papá decir en voz alta que sus hijos no se cortarían el cabello con esta persona. Nadie dijo nada (salvo mi mamá y mi hermana que, con mucha tranquilidad, dijeron que ellas si se cortarían el cabello con él) y miré de reojo la expresión de esta persona, que estaba callada y soportaba la humillación de la cual era objeto mientras que a mi papá se le notaba incomodidad y cierto desprecio en la mirada.

Pasaron los años, siempre con miedo a expresar mis sentimientos y, junto a otras cosas, me convirtieron en una persona callada y solitaria. A menudo me preguntaba porque era tan castigado en la vida, quién habría de quererme o si podría ser feliz en algún instante… Fue en esa época que empecé la universidad, al principio de manera mediocre y luego, con el pasar del tiempo, la adquisición de nuevas experiencias y con los infaltables “amigos para siempre” empecé a cambiar la personalidad que adquirí en la adolescencia.

Fue en esta época universitaria donde di un paso gigante para salir del clóset y, aunque aún lo digo con cierta vergüenza, me “declaré” sin posibilidad alguna de ser aceptado porque sabía que él era heterosexual pero el “no” era la respuesta que necesitaba para seguir con mi camino. Acumulé conocimientos con respecto a lo que era la homosexualidad y empecé a entender las cosas más allá de los prejuicios, empecé a vencer al autorechazo.

Siempre quise ser lo más transparente posible con mis papás y, en aras de esa transparencia, un día cualquiera y luego de muchos intentos donde terminaba por acobardarme, les dije que no me gustaban las mujeres. Un gran silencio reino durante minutos que parecían eternos y el dolor se apoderó de nosotros saliendo rechazos que me lastimaron pero, gracias a que el amor de mis papás es más grande que sus prejuicios, nunca se cumplieron.

Luego, por casualidad, entró alguien en mi vida y pensé que había tenido suerte de encontrarlo pero, la verdad, nunca supe si tuvimos alguna oportunidad de estar realmente juntos. Jamás podré asegurar si existió esa oportunidad porque fui tan bien ocultado y rechazado cuando la situación lo ameritaba (porque él es católico y muy practicante). Él me ayudó a ver como quería que no fuera mi vida, siempre ocultando, siempre negando y siempre engañando.

El miedo es algo muy natural en las personas pero desde chicos empezamos a superarlos, como el miedo a la oscuridad o el miedo a ver fantasmas. Sin embargo hay miedos que, en vez de desaparecer, van creciendo y forman una coraza que “te protege”, que te hace vivir una vida que gira en torno a tus temores.

Hoy pensaba en la inclusión y en las múltiples veces que se ha utilizado para promover la dignidadde las personas. Por ejemplo, la eliminación de un tributo sólo por ser indio, el reconocimiento de afrodescendientes en su justa categoría de personas, la conquista de las mujeres en sus derechos, la eliminación de la esclavitud, el matrimonio interracial y la educación inclusiva. Todos derechos humanos que se fueron conquistando a medida que la humanidad ha sido consciente de que somos diversos y que en nuestra diversidad está nuestra riqueza.

Antes de que empiece a debatirse la Ley de la Unión Civil No Matrimonial en el país, Rossina Guerrero (2013) ya hablaba de la falta de leyes que reconozcan a las parejas homosexuales en el Perú. Luego, con la clara homofobia promovida en Rusia, Raúl Tola (2013) comentó algo que considero muy cierto: “aunque lento y costoso, el avance de las libertades y la igualdad es irreversible”.

Unos días después saldría a la luz el Proyecto de Ley de la Unión Civil No Matrimonial donde se nos trata de otorgar (por cuarta vez) los derechos tan anhelados. En estos meses, han pululado una serie de artículos a favor de nuestra causa. Rescato un párrafo de uno de esos artículos:

“Ninguna norma puede obligar a las personas a abjurar de sus creencias porque en ello reside la libertad de conciencia. En ese mismo plano de los derechos, nadie puede privar a otros del goce de sus derechos amparado en sus creencias porque en un Estado Democrático y Social de Derecho es la ley, la justicia y el reconocimiento de los derechos la medida del bienestar” (La República, 2013).

Muchos opositores mencionan que en el Perú debemos centrarnos en cosas que realmente importan, pero no consideran que todos los temas que busquen otorgar el bienestar a los ciudadanos y ciudadanas son los que realmente importan. Todos, sin excepción.

Un derecho humano busca promover el bienestar de la persona y la unión civil entre personas del mismo sexo es parte de esos derechos humanos. Por más oposición que haya, por más que existan personas que defiendan el matrimonio natural (que, por cierto, lo natural es una cuestión de consenso), por más discriminación que tengamos que enfrentar en el camino; si nosotros homosexuales, lesbianas, transexuales, bisexuales e intersexuales no nos visibilizamos, no concientizaremos a nuestras familias, a nuestros amigos y a nuestros compañeros y sólo se limitarán a ver y juzgar un aspecto de nuestra identidad, cuando somos más que una orientación sexual.

Nuestros predecesores han tenido que recorrer un largo camino para que hoy el mundo globalizado empiece a reconocer a nuestra sexualidad como una parte esencial e innegable en el desarrollo del ser humano y que, por ende, no puede ser negada ni estigmatizada.

Para aquellos que me conozcan y recién se enteran que soy gay, sólo puedo decirles que ahora conocen un aspecto más de mi vida y pueden valorarme como soy o descartarme de sus amistades y/o contactos.

Mis papás siempre me dirán que no debo decirlo, que son cosas muy personales y no tengo necesidad de andar ventilando mi sexualidad a todo el mundo. Pero cuando nos conocemos, todos asumimos que “eres heterosexual hasta demostrar lo contrario” y yo quiero demostrar lo contrario porque no soy un delincuente, no tengo nada que esconder.

¿Qué pasa si en mi trabajo empiezan a discriminarme? Quiere decir que no era el trabajo adecuado para mí porque yo debo buscar un lugar donde sea aceptado por como soy y no por quien finjo ser.

Mi historia sigue desarrollándose y seguiré luchando por el derecho a que la unión que yo tenga en un futuro sea reconocida por el estado peruano. Como me dijo Oscar Ugarteche, cuando te pones la camiseta del activismo, nunca más te la podrás sacar. Hoy he decidido ponérmela de una buena vez.

Bibliografía citada:

Guerrero R. 2013. Sexualidad Castigada. Publicado el 12/07/2013. Diario La República. http://www.larepublica.pe/columnistas/sexo-y-algo-mas/sexualidad-castigada-11-07-2013

Tola R. 2013. La igualdad o los juegos. Publicado el 17/08/2013. Diario la República. http://www.larepublica.pe/columnistas/el-diario-negro/la-igualdad-o-los-juegos-16-08-2013

La República. 2013. La Unión Civil. Publicado el 18/09/13. Diario La República.


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